16 de Junio de 2009
Los intendentes que juegan a dos
puntas
Varios jefes
distritales del conurbano integran la lista de Kirchner,
pero aportan candidatos locales al frente de De Narváez
Francisco De Narváez y Néstor Kirchner
Hace dos meses, un concejal
kirchnerista de José C. Paz dio una sorpresa: anunció en una
sesión que se iba del bloque para aliarse con Francisco de
Narváez. "Voy a ser su candidato", informó
Gastón Ortega,
elegido en 2007 en nombre del intendente Mario Ishii. "Eso
sí, cuenten conmigo en el distrito", aclaró, sonriente ante
sus flamantes ex compañeros. La oposición se hundió en
quejas inútiles. Aunque tiene mandato oficialista hasta
2011, es probable que Ortega resulte electo por Unión Pro el
domingo 28. Dejará entonces un espacio libre en el bloque,
que ocupará un suplente kirchnerista, más allá del resultado
de las elecciones. Ishii está tranquilo en su despacho: no
perdió un concejal, ganó dos.
En el conurbano bonaerense,
varios de los intendentes más influyentes de la Argentina
repiten mecánicas similares, siempre con el mismo objetivo:
mantener el poder. No importa si el diputado es Néstor
Kirchner o Francisco de Narváez. Tampoco si hay que jugar a
dos puntas. Los caciques ya planifican cómo asegurar, más
allá de los resultados, la mayoría en los concejos
deliberantes, esos sensibles lugares donde puede peligrar la
continuidad del dominio.
En Malvinas Argentinas,
Jesús Cariglino también está tranquilo. El primer candidato del
peronismo disidente es Mario Gualmes, esposo de Sonia
Alfonso, una concejal oficialista. En la lista seccional, en
la que se eligen senadores provinciales, saldrá favorecido:
el tercer candidato oficialista es su hermano Roque
y el
primero por Unión Pro, su amigo Jorge D'Onofrio,
que
monitoreó el armado de varias listas en el conurbano, en
nombre del PJ disidente.
Una de ellas fue la de Escobar.
Allí, la fuerza va dividida en tres listas. La más llamativa
es la que encabeza el ex kirchnerista Jesús Angioi.
El
segundo lugar fue para Luis Balbi,
un funcionario de tercera
línea del municipio. El resto de los competidores cuestiona
a la cúpula de Unión Pro por habilitar a Angioi. Denuncian
que "se disfrazó de disidente para engañar a la población".
En las filas del PJ opositor,
alientan el doble juego. Ya sea con las colectoras
sorpresivas o con lugares específicos en las nóminas.
De
Narváez tiene la secreta esperanza de que los intendentes
del Gran Buenos Aires sean su sostén político para ser
gobernador en 2011. Y en el camino pretende que no "jueguen
sucio" y fiscalicen estas elecciones "sin trampas".
Ya hubo sigilosas negociaciones,
que los intendentes mantienen en el máximo secreto. El temor
entre los barones del conurbano creció a partir de la
publicación de la encuesta de Poliarquía Consultores que
mostró una leve ventaja en favor de Unión Pro y, también,
ante la actitud de Kirchner en la última semana, cuando le
apuntó todos los cañones a De Narváez por la polémica
investigación de la "causa efedrina".
Es el
poder
A los intendentes sólo les
interesa el poder local. Incluso, a los que aceptaron ser
postulantes a concejal por presión de Kirchner. "Cada uno
asegura el dominio de su distrito. Siempre fue así",
justificó ante La Nación un líder del PJ de Kirchner. En el
Gobierno admiten que no pueden evitar esas estratagemas en
los distritos. Pero saben que las candidaturas testimoniales
frustraron decisiones más drásticas: los caciques hoy tienen
acotado el poder de maniobra con sus nombres en juego.
En Ituzaingó, el intendente
Alberto Descalzo será candidato testimonial. En 2007, sacó
el 39% de los votos. Necesita una oposición dividida para
asegurar el poder. En su partido aparecieron,
sorpresivamente, cuatro listas de Unión Pro. Una de ellas
encabezada por uno de sus asesores
municipales, Osvaldo Marasco. Al final, esa lista se
cayó, pero el principal candidato opositor, Walter Elías, es
un viejo conocido. Concejal desde 2005, supo ser funcionario
municipal y suele votar en su favor ordenanzas clave, como
el presupuesto y la rendición de cuentas.
Hugo Curto, en Tres de Febrero,
también conoce bien a los candidatos del PJ disidente. Uno
de ellos es Luis Martinelli, ex
director de Empleo local que llegó al Concejo de la
mano del Frente para la Victoria en 2005. Pelea por suceder
a Curto, pero suele apoyarlo en el Concejo. Casos similares
se repiten en otros partidos, como Pilar o San Fernando.
Lomas de Zamora es un
terruño particular: en las elecciones habrá peronismo para
todos los gustos, con dos colectoras oficialistas y tres
disidentes. En el peronismo antikirchnerista sorprendió una
nómina apadrinada a último momento
por el ex funcionario duhaldista Hugo Toledo, viejo conocido
del intendente Julio Rossi, otro ex duhaldista. Sus
competidores repiten lo que se escucha en otros partidos:
"¿A quién favorecen las sorpresas y la división? Como
siempre, al intendente".
Nota de Juan Pablo Morales, con la
colaboración de Laura Serra. Diario La Nación.